viernes, 26 de diciembre de 2008

"El pueblo que andaba en la oscuridad..."

El pueblo que andaba en la oscuridad 
    ha visto una gran luz;
   sobre los que vivían en densas tinieblas
      la luz ha resplandecido.
                                                                            Isaías 9:2, La Biblia

Que nuestro país pueda ver esta luz en 2009

Es el deseo de la

Mesa Interreligiosa del Conurbano Norte

Adriana Blasi * Georgina Bruzzi de Penello Rial 
Martín Bruzzi * Miguel Ángel Bustos
Tochi Dussaut * Alejandro Field * Pedro Gilaberte

viernes, 19 de diciembre de 2008

Predicar a DIOS en la actividad política


(Reflexión basada en Lucas 6, 27-38 y en Mateo 6, 24-34)

Para los creyentes, DIOS es quien da sentido a sus vidas y la fuente de su tranquilidad y felicidad.

Podemos hacer presente a DIOS en toda actividad humana, siempre y cuando tratemos a quienes interactúan con nosotros (principalmente a quienes tienen mayores necesidades materiales y/o espirituales) como si fueran DIOS, o al menos como si fueran uno mismo, aunque sean adversarios o enemigos.

El testimonio de DIOS resulta convocante si no hacemos mal a quienes nos perjudican, y más aún si devolvemos bien por mal.

En la actividad política resulta común tener adversarios y/o enemigos circunstanciales o permanentes, por lo que constituye una fuente de oportunidades para predicar a DIOS procurando el bien de todos, que es lo que EL quiere.

Hacer bien a los demás se pone en evidencia, especialmente, en el trato que les damos. Dicho trato debiera tener en cuenta principalmente nuestra común condición de ser creados por DIOS (a su imagen y semejanza) invitados a ser hijos de DIOS.

Considerar dicha condición ayuda a los creyentes no sólo a no explotar a los demás, sino a no dejarse explotar por alguna otra persona y a servir al necesitado.

Los creyentes que actuamos en política debiéramos promover prioritariamente la concordia social, comenzando en nuestros propios Partidos Políticos, donde tenemos que vivir conforme a la forma como pretendemos que viva la sociedad.

El creyente que actúa como dirigente político tiene mayor responsabilidad en el testimonio, fundamentalmente cuando se expresa a través de los medios masivos de comunicación social, donde considero relevante que debiera propiciar, con calidez y didáctica, las mejores propuestas para resolver los problemas presentes, evitando la agresividad y el emitir juicios de valor sobre las personas. Para poner en evidencia una mala conducta resulta suficiente decir que determinada persona está actuando mal, evitando decir que es mala. De esta manera se evita generar antagonismos en quienes quieren a dicha persona por otros comportamientos y no se generan condiciones desfavorables, para la mejora de la misma en sus futuros comportamientos.

Ser intransigente con el error y con el avasallamiento de un ser humano a otro es compatible con aceptar al que piensa y/o siente y/o actúa diferente.

Para procurar que una persona deje de cometer acciones que consideramos equivocadas y/o incorrectas, los creyentes debiéramos intentar seguir los pasos que el Evangelio detalla para realizar una corrección fraterna, es decir: primero tratar de corregir en secreto, si no da resultado o no resulta conveniente, tratar de hacerlo en presencia de personas afines y si tampoco da resultado o no resulta conveniente, procurar hacerlo frente a la comunidad (La Justicia y/o los medios masivos de comunicación social).

La concordia favorece el bien común mientras que las discordias lo entorpecen.

Un creyente puede darle igual prioridad a otra persona que a uno mismo y “poner la otra mejilla”, sin por ello ser ingenuo, ni dejar de valorarse, ni perjudicar a la sociedad, ni vivir intranquilo, porque, entre otras consideraciones, sabe que:

1.- Lo expuesto se deduce del mandamiento de DIOS: “Amar al prójimo como a uno mismo”.

2.- La aprobación y privilegios humanos dan mucho menos satisfacción que vivir conforme a DIOS.

3.- Lo bueno que nos sucede se debe principalmente a DIOS y a que actuemos conforme a nuestra conciencia, y en mucho menor medida a la jerarquía terrenal que tengamos o a la actividad que desempeñemos o a los resultados que obtengamos o a la aprobación que recibamos, o a que tengamos un elevado grado de satisfacción de nuestras necesidades materiales.

4.- Por la gracia de DIOS, el otro siempre tiene la posibilidad de mejorar, purificarse y actuar conforme a la voluntad de DIOS.

5.- Por la gracia de DIOS y el actuar conforme a nuestra conciencia, la felicidad y la vida, siempre superan infinitamente al dolor, al sufrimiento y a la muerte física.

6.- No todo lo bueno está en uno (o en nuestro grupo), ni todo lo malo en el otro (o en su grupo).

7.- DIOS conoce nuestras necesidades reales y las satisface, más allá de nuestros méritos.

8.- La confianza en DIOS supera ampliamente a la desconfianza que puede inspirarle quienes circunstancialmente dirijan y/o tengan poder sobre la sociedad.

Si como creyentes actuamos en política pensando que el otro también puede ser mejor, liberándonos de lo que el otro hizo en el pasado, confiando en que DIOS nunca nos abandona y abocándonos a la resolución de los actuales problemas de la sociedad, la actitud será distinta a la habitual y estaremos realizando un aporte posible para mejorar la sociedad en que vivimos.

Dado que somos cristianos, que vivimos en la zona norte y que estamos próximos a festejar la Navidad, quiero transmitirles unos conceptos que el Obispo de San Isidro, Jorge CASARETTO, expresó en su Carta Pastoral correspondiente a la Navidad del año 1992:

“¿Para qué nació JESÚS?: ¿Para enseñarnos una doctrina?, ¿Para que adhiramos a una ideología?, ¿Qué les dice a los hombres de este tiempo una doctrina o una ideología?.
JESÚS nace para invitarnos a seguirlo en un camino de salvación. Esto quiere decir: nos invita a vivir según SU estilo, a cumplir SUS mandamientos, a obrar como EL obra y en definitiva, a amar como EL ama.”

Teniendo en cuenta que el amor a los demás es la solución general de que disponemos los creyentes para aliviar y/o curar los males, quiero también transmitirles unas breves reflexiones de Erich FROMM, Louis EVELY y Gabriel MARCEL, para poder iluminar y dar más sentido a esa acción esencial que debemos realizar:

El amor es dar sin esperar nada a cambio, y el dar no es quitarse algo o privarse de cosas, sino que es compartir lo mejor de sí mismo o lo más precioso del ser, con otra u otras personas. (Erich FROMM, en “El arte de amar”).

Una persona es alguien que tiene infinitamente más futuro que pasado. En el otro, siempre existe mucho más que lo que ya hemos descubierto en él. (Louis EVELY).

Amar a alguien es otorgarle crédito. Es esperar de él algo completamente distinto de lo que ya le hemos encontrado. El amor entraña necesariamente una dimensión de futuro. (Louis EVELY).

Amar a un ser es esperar en él para siempre (Gabriel MARCEL).

Miguel Ángel Bustos, en la reunión de la Mesa del 6 de diciembre de 2008

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Restauradores de muros caídos


¡Grita con toda tu fuerza, no te reprimas! Alza tu voz como trompeta. Denúnciale a mi pueblo sus rebeldías; sus pecados, a los descendientes de Jacob.

Porque día tras día me buscan, y desean conocer mis caminos, como si fueran una nación que practicara la justicia, como si no hubieran abandonado mis mandamientos. Me piden decisiones justas, y desean acercarse a mí, y hasta me reclaman: "¿Para qué ayunamos, si no lo tomas en cuenta? ¿Para qué nos afligimos, si tú no lo notas?" »Pero el día en que ustedes ayunan, hacen negocios y explotan a sus obreros.

Ustedes sólo ayunan para pelear y reñir, y darse puñetazos a mansalva. Si quieren que el cielo atienda sus ruegos, ¡ayunen, pero no como ahora lo hacen! ¿Acaso el ayuno que he escogido sólo un día para que el hombre se mortifique? ¿Y sólo para que incline la cabeza como un junco, haga duelo y se cubra de ceniza? ¿A eso llaman ustedes día de ayuno y el día aceptable al SEÑOR?

»El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura? ¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no te escondas de tu hermano? (semejante)

Si así procedes, tu luz despuntará como la aurora, y tu recuperación brotará con rapidez; tu justicia te abrirá el camino, y la gloria del SEÑOR te seguirá. Llamarás, y el SEÑOR responderá; pedirás ayuda, y él dirá: "¡Aquí estoy!" »Si desechas el yugo de opresión, el dedo acusador y la lengua maliciosa, si te dedicas a ayudar a los hambrientos y a saciar la necesidad del desvalido, entonces brillará tu luz en las tinieblas, y como el mediodía será tu noche.

El SEÑOR te guiará siempre; te saciará en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan.
Y los tuyos reedificarán las ruinas antiguas; levantarás los cimientos de generaciones pasadas, serás llamado "reparador de muros derruidos", "restaurador de calles transitables".

Isaías 58:1-12 (versiones Reina-Valera 1960 y Nueva Versión Internacional)

Hay personas que piensan que la Biblia no tiene nada para decirnos con respecto a la política. Algunos opinan que la Biblia o el cristianismo justifican la explotación de los pobres y llevan a las personas al conformismo.

El capítulo 58 del profeta Isaías es un claro ejemplo de lo contrario. Este pasaje bíblico justamente nos revela el corazón de Dios hacia la injusticia social, la explotación económica en las relaciones laborales y la pobreza. Este fragmento comienza recordándonos la obligación moral que tenemos de denunciar el pecado de nuestro pueblo, o sea, denunciar aquello en lo que estamos errando. Este compromiso, también citado en otros pasajes, como el rol del centinela (Ezequiel 33) no nos permite quedarnos indiferentes ante la necesidad de nuestro hermano.

A continuación, en el versículo 2, ejemplifica a las personas que piden que Dios intervenga cuando algo malo les sucede, piden “que Dios haga justicia”, cuando en lo cotidiano le dan constantemente la espalda a Él, haciendo según su propio parecer.

Muchas veces se realiza el cumplimiento de ritos religiosos como el ayuno, pero de manera incorrecta. En el versículo 3 en adelante se compara el ayuno deseado por Dios con el que no lo es. En ocasiones las personas realizan el ayuno que consiste en afligir el alma o mortificarse, hacer duelo e inclinar la cabeza, pero al mismo tiempo siguen explotando a sus obreros, haciendo negocios y peleando. A pesar de todo esto, pretenden que Dios escuche sus oraciones.

Quiero citar las palabras del rabino Guido Cohen en referencia a lo anterior cuando, en la Conferencia-debate sobre la Participación de los Creyentes en la Política expresó: “digo de la gente que va a la iglesia o va a la sinagoga y pide perdón, se confiesa, celebra todos los rituales, son muy religiosos en ese sentido, (pero) después son de lo más pagano en el lugar donde más se requiere de su religiosidad”.

A diferencia de éste tipo de ayuno, el que Dios propone consiste en romper las cadenas de injusticia, partir el pan con el hambriento y darles albergue a los pobres. El romper todo yugo creo que incluye el yugo de la pobreza, del hambre, de la ignorancia, del temor, de la corrupción. Continuando con el aporte del Guido Cohen, él opinó: “Cada persona que hay durmiendo en nuestras plazas es, de una manera, un acto de rebeldía contra la autoridad y contra la presencia divina en la tierra”… “Dios que en el texto bíblico nos dice: ¡vos sos el guardián de tu hermano' que nos pregunta, nos interpela como Adán, ¡¿Dónde estás?', '¿Dónde estás?', él dice: 'no, yo me escondí, me vi desnudo y me escondí'. Bueno, no podés. No podes esconderte, porque ante la presencia de Él, que todo lo ve, que todo lo sabe, que todo lo conoce, no te cabe esconderte”…“ya no es la pregunta si (los creyentes) debemos participar, creo que la pregunta sería ¿tenemos derecho a mantenernos indiferentes? Y la respuesta es “no, no tenemos derecho”.

Creo firmemente que cuando cumplimos la voluntad de nuestro Creador, ésta siempre viene acompañada de una promesa. Ésta promesa la podemos encontrar a partir del versículo 8. Creo que no sería errado situar nuestro nombre al comienzo de éste versículo, ya que si cada uno de nosotros procediéramos de ésta manera, estas promesas se cumplirían en nosotros, así como también en nuestra Nación. “Argentina, si así procedes…” vendrá el cambio, la recuperación, la prosperidad y la bendición.

No debemos esperar hasta que todos estén dispuestos, el cambio comienza con uno que se dispone a ser un reparador de muros y calles destruidas, un restaurador de la Nación.

Georgina Bruzzi, en la reunión de la Mesa del 10 de noviembre de 2008