lunes, 14 de julio de 2008

Reflexión: Árbol o paja


Salmo 1

Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en la senda de los pecadores
ni cultiva la amistad de los blasfemos,
sino que en la ley del Señor se deleita,
y día y noche medita en ella.
Es como el árbol
plantado a la orilla de un río
que, cuando llega su tiempo, da fruto
y sus hojas jamás se marchitan.
¡Todo cuanto hace prospera!

En cambio, los malvados
son como paja arrastrada por el viento.
Por eso no se sostendrán los malvados en el juicio,
ni los pecadores en la asamblea de los justos.

Porque el Señor cuida el camino de los justos,
mas la senda de los malos lleva a la perdición.

El pasaje contrasta dos imágenes. Por un lado, el árbol representa a la persona sólida, bien alimentada, que ha ido creciendo constantemente y que permanecerá por mucho tiempo. Por el otro, la paja nos habla de las personas que van de un lado para otro, secas y pasajeras.

Nos habla de dos clases de personas que actúan en la política y que debemos reconocer. Algunas nunca fueron más que paja. Otras empezaron como árbol y terminaron como paja arrastrada por el viento.

Pero es también una advertencia para nosotros, que podemos ir transformándonos en las personas que criticamos, vaciándonos lentamente del contenido humano y de los valores que nos llevaron a participar en la política en primer lugar.

Finalmente, hay una referencia al tiempo. Frente a todo lo que está mal y lo mucho por hacer, corremos el peligro de angustiarnos excesivamente hasta desanimanrnos y perder fuerza. Hagamos nuestra parte o, más bien, no dejemos de hacer nuestra parte, confiando en que Dios hará su parte y manejará los tiempos mejor que nosotros.

Alejandro Field, en la reunión de la Mesa del 12 de julio de 2008