viernes, 13 de noviembre de 2009

Entrevista a Juan Carr


Programa: "De espectadores a actores", Radio FM Fénix 100.3, Martínez.

Fecha: sábado 31 de octubre de 2009.

Tema: “El hambre en Argentina y el mundo"

Conductores: Alejandro Field (AF) y Adriana Blasi (AB), de la Mesa Interreligiosa del Conurbano Norte de la Coalición Cívica

Entrevista a Juan Carr (19 minutos)


El archivo se puede escuchar en línea cliqueando aquí y se puede bajar cliqueando aquí

Transcripción de la grabación

AF: Escuchábamos recién la canción “Cuando comenzamos a nacer”, hermosa canción de Charly García, en voz de Nito Mestre y la Orquesta Sinfónica de Canal 7. Ahí una parte, o sea, las ilusiones, los idealismos, que tenemos de chicos, de adolescentes, y que podemos tener ahora, ¿no?,

AB: Un sueño…

AF: Un sueño que no hay que dejar, ¿no? “Poco a poco te conformas…” No, no, poco a poco no me quiero conformar, ni ahora ni en el último momento de mi vida. Tenemos en el aire a un inconformista, no sé cómo se dice, Juan Carr, ¿es así?

JC: Sí, debo ser un inconformista, entonces.

AF: ¿Vos te conformás alguna vez con ver la pobreza, con el hambre…?

JC: No, no, inclusive cuando uno trata de luchar contra la pobreza y tiene algún pequeño éxito, quieres más. No, me parece…

AF: Insaciable…

JC: Y, los soñadores de la historia, los que uno sigue, los románticos, los héroes y heroínas de nuestra historia argentina y mundial, siempre, como vos decís, siempre fueron inconformistas, siempre… me parece que sí, que esa canción, que me encanta, tiene una cosa de resignación…

AF: No, no, no…

JC: La resignación no es para nosotros, me parece, y menos para estos momentos.

AF: Juan, está Adriana también, te va a hacer un par de preguntas, conmigo, Alejandro Field, así que te saluda.

AB: Buen día, Juan. Bueno, yo me voy a estar sumando también para seguirte en esta conversación que estamos teniendo al aire.

JC: Encantado, Adriana, cómo no.

AF: Juan, sé que estás con poco tiempo, porque estás muy ocupado. Gracias a Dios, que estás con muchas cosas, así que vamos a tratar de eliminar algunas preguntas que teníamos, pero en este programa, que se llama “De espectadores a actores”, nos interesa especialmente, a la gente que está haciendo algo, no solamente lo que hace, sino la persona. Y la primera pregunta que hacemos siempre, en forma casi rutinaria, es: ¿Qué fue lo que a vos te motivó a salir de un papel, un poco de espectador, de decir que está todo mal, que nos vamos a los caños, a empezar a hacer algo? ¿Qué fue el momento ese que vos viste que “no, hay que hacer algo y lo voy a hacer”? ¿Te acordás?

JC: Sí, como no. Mi visión particular se la debo a mi formación, ¿no?, a mi familia, a mi colegio, la escuela. En la época de la niñez y la adolescencia, bueno, me sugirieron que era importante tratar de cambiar las cosas, es decir, involucrarse. Y nosotros, en nuestro caso, en tanto la Red Solidaria, bueno, yo estaba casado, y mi mujer y yo con tres amigos pensábamos qué podíamos hacer, en el año 95, pero ¿qué pasa? Uno no tiene mucho tiempo. Soy veterinario, soy docente. María pinta, es voluntaria en un hogar, y ¿qué hacemos con nuestro poco tiempo? Y se nos ocurrió entonces, año 95, veníamos pensando y hablando con tres amigos más, bueno, tomemos el poco tiempo de cada uno de nosotros, tratemos de reunirlo en red, y empecemos a ver qué es lo que ocurre, si es posible multiplicar estos pocos tiempos. ¿Por qué? Porque somos un sector de la comunidad que la vida nos dio, que la Argentina nos dio, que, si bien no estamos muy bien, estamos mejor que muchísimos otros sectores. Bueno, esa responsabilidad, esa hipoteca que uno tiene, moral, si se quiere, con su comunidad, inventamos este modelo, que es 3, 4 horas por semana, en red, y ese fue el inicio de lo que fue después la Red Solidaria.

AF: Juan, yo una cosa, un patrón que estamos viendo en los programas que hemos tenido acá, es un modelo que se repite, que no es el único pero parece muy exitoso. O sea, [15] una inquietud que surge de una parroquia, una iglesia, que después se transforma en una actividad laica, pero que tiene el germen de eso que surgió de una inquietud espiritual, religiosa, una parroquia. Te estoy diciendo: el padre Filippini, que vos conocés, un montón de obras que surgieron, que son laicas hoy pero surgieron de la parroquia, Un Techo para mi País, que lo tuvimos hace poco, los conocés seguramente a la gente de ahí, el caso tuyo también, que seguramente hay una motivación espiritual o religiosa atrás que después se vuelva a la sociedad. ¿Es así el caso de Red Solidaria?

JC: Sí. Como vos dijiste, nosotros, bueno, tenemos una Red Solidaria laica, y justamente una especie de no organización, porque sin papeles, sin personería, sin sede. En mi caso personal, y el de mi mujer también, sí, nuestra vida pasada, si querés, una mirada, en nuestro caso católicos, éramos cuatro católicos y un luterano, me parece que la espiritualidad bien entendida te lleva a Dios, pero también te lleva al prójimo. O sea, esto me parece que influye. En nuestro caso influye muchísimo. Después, curiosamente, al organizar algo laico, a nosotros nos enriqueció muchísimo esta mirada laica, porque apareció el mundo judío, se nos sumó el mundo musulmán, muchos, por supuesto, sin sus creencias. Pero, en nuestro caso, confieso que sí, que el hecho de ser católicos, cristianos, hizo, bueno, esos pasajes que tienen que ver con… Ese que espera un trasplante es Cristo mismo al que lo espera. Ese que tiene hambre es Cristo mismo el que tiene hambre. Ese que está buscando a su hijo que está perdido, ése es Cristo. Bueno, esta situación original ligada a la espiritualidad, sí, dio empuje, por supuesto y además suponemos, los que somos creyentes, que Dios debe estar un poco detrás de todas estas cosas, y lo creemos firmemente. Obviamente, de vuelta, hicimos un especie de hecho cultural, más que organización, bien laico, bien abierto, porque queríamos enriquecernos con los que tenían otra espiritualidad. Y el modelo, más o menos, fue resultando, ¿no?

AF: Juan, una pregunta más y después la dejo a Adriana. Estuviste hace poco en un congreso en Roma de la FAO, el Fondo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación… porque hay un movimiento me parece mundial de preocupación y de querer solucionar el tema del hambre. ¿Cómo lo viste desde ese lugar de privilegio, lo que se está haciendo, no solamente en Argentina, que es tu lugar, sino en todo el mundo. ¿Vamos a llegar a erradicar el hambre para el 2050, como es la propuesta?

JC: A mí, lo que me ocurrió, fue, bueno, como la vida, una doble mirada. En primer lugar, el origen de este foro, y ahora un encuentro de presidentes del mundo, por el hambre, es por dos razones. Es bueno, en sí mismo, porque juntar a 450 personas que juntos combaten el hambre, eso es bueno. Lo que pasa es que esa reunión se produjo también, desgraciadamente, porque nunca en la historia de la humanidad, nunca en la historia de la humanidad hubo 1.020 millones de hambrientos. Nunca en la historia de la humanidad, de cada 6 que vivimos en el mundo, 1 tiene hambre. El origen de eso fue malo, fue porque fue un récord histórico inesperado. Obviamente allá uno, bueno, encuentra un montón de motivaciones buenas y malas. En primer lugar, lo organiza Naciones Unidas, que en realidad la agencia que yo estoy es la FAO, la institución que se dedica al hambre, y ahí, bueno, había miradas de todos los colores, siempre interesantes. A mí me cuesta mucho viajar, el mejor lugar del mundo es el jardín de mi casa, hice 14.000 kilómetros e igual iba a sacar algo positivo. En primer lugar me parece que es una institución admirable, con una capacidad tan grande que tiene una capacidad moderada en el terreno, por ahora me parece que es moderada, y hay muchos economistas, muchos economistas y amigos míos también son economistas, que le faltaba una pata más humana. Inclusive había un enfrentamiento entre los que estaban en el terreno, luchando con el hambre de África, de Asia, con los economistas. Y en nuestro caso, nos pasa que, en la universidad donde trabajo, en un centro de lucha contra el hambre, en la Universidad de Buenos Aires –yo soy veterinario y hago granjas y huertas para el hambre-, en ese lugar, curiosamente, nosotros tratamos de conciliar todo, ¿no?, y tenemos muy buena relación con la economía, muy buena relación. Allá había una división que me llamó la atención, y si al 2050, del punto de vista potencial, sí, la posibilidad que haya hambre cero es real, verdadera, pero queda mucho trabajo, mucho más humano, mucho más de encontrarse, de ponerse de acuerdo, que técnico, ¿no? El problema es que los que estamos, los que tenemos kilos de más, digamos, tenemos que dejar nuestros egos e individualismos y trabajar más cerca el uno del otro.

AB: Juan, ¿se podría reducir esto a decir que es un tema simplemente de voluntad [20] de nosotros, los seres humanos, o sería demasiado simplista?

JC: Mirá, los especialistas del mundo y de la FAO dicen eso, y un poco tienen razón. O sea, el mundo va a terminar con el hambre cuando la humanidad se decida a terminar con el hambre. Esto es así, tremendamente así. Yo te digo los números de la Argentina. En el mundo, de cada 6 personas, 1 tiene hambre. En América Latina, de cada 11, 1 tiene hambre. En Argentina, de cada 17, 1 tiene hambre. Obviamente, nuestra situación, en ese sentido, es mejor, aunque hay 2.300.000 hambrientos. Pero uno, aquí en Argentina, justamente, aceptando lo que vos decís y estando de acuerdo, es: 17 personas te toca un hambriento. Evidentemente, yo creo que si tuvieran voluntad… Te digo los números concretos. Hoy día, con 2 pesos, alimentás muy bien a un chico desnutrido menor de 6 años. Muy buena comida, la comida diaria. Dos pesos. Y con 9,50 pesos, casi 10 pesos, alguien que tiene más de 14 años, que tiene hambre, diariamente. Son números muy baratos para salvar a alguien del hambre. Pero como vos decís, alguien tiene que decidirse. O sea, algunos dicen “decisión de la comunidad”, otros dicen “decisión política”, el nombre que quieran, pero sí, de eso se trata. Falta esa convicción profunda de decir que el enemigo no es el otro, el enemigo no es el que piensa distinto. El enemigo es el hambre. El país tendría que pensar como una verdadera guerra contra este enemigo real y verdadero, que es el hambre.

AB: No acostumbrarnos, ¿no? Quizás esta cuestión de que nos hemos acostumbrado a que hay gente pobre, hay gente con hambre, hay gente bajo la línea de pobreza, acá, en otras partes del mundo. Miramos a África, por ejemplo, que ya lo hemos aceptado como un continente, diría, con problemas de salud y de hambre pero más que importantes, y por eso, a mí lo que me duele es que simplemente es decir “a mí el otro me importa”. Es un tema de voluntad y siempre, como vos decís, los economistas seguramente tiene que poner algo en esto, porque son los que asesoran a muchas personas en función a cómo son sus inversiones, sus compañías. ¿Cómo apartar para el otro? Como acá dijiste, si entre 17 no podemos alimentar 1, estamos en un problema.

JC: Sí, yo comparto esa mirada con vos. Yo te agregaría, siempre con mi intento de mirada optimista, que en este momento lo que sí ocurre es que, por razones que desconozco, en el mundo y en la Argentina, está muy prestigiada la lucha contra el hambre. O sea, hace 20 años, estar en este tema era como, uno lo miraba como medio peligroso, un personaje peligroso. Hace 10 años era como exótico, como raro. Y ahora, sin embargo, o sea, aun los indiferentes les parece que el que se dedica a la lucha contra la pobreza extrema tiene prestigio. Es una buena persona. Ahora hay una alineación de los planetas, dirían los chicos del barrio, en que las cosas están, bueno, de hecho desde la izquierda más revolucionaria hasta el capitalismo más cerrado les parece que el hambre se puede terminar, y hay que terminar. Este es un momento muy favorable. Lo que pasa que, bueno, de hacer un recital para el hambre y hacer un congreso para el hambre a bajar esa situación y que haya un hambriento menos, hay una distancia enorme. Y eso es lo que hay que trabajar. O sea, los grandes lanzamientos, las grandes teorizaciones, bueno, pero abajo tiene que haber un hambriento menos y de esto se trata esta situación, ¿no?

AF: Juan, yo ayer leí tu nota en La Nación, “Más cerca del hambre cero”, donde ves positivamente la asignación para la niñez, aunque ves que hay todavía mucho por hacer. ¿Es así, no es cierto? Vos, en general sos positivo en cuanto a esto que estamos empezando a atacar el tema del hambre en la Argentina.

JC: Sí, en realidad les cuento con más detalle lo que ocurre primero. Para mí, en América Latina, desde Ushuaia hasta el sur de Estados Unidos, Cáritas es la número uno, lejos, en esto. Son los número uno, son admirables…

AF: ¿En qué sentido número uno?

JC: En el mundo social.

AF: En lo que están haciendo.

JC: Y sí, claro. O sea, con su historia, con lo que hacen, con todo lo que se les pueda discutir, bueno, unos verdaderos número uno. Ahora, este proceso que vengo siguiendo, entre otros con Cáritas, nosotros sabíamos hace tres, cuatro meses que empieza a dialogarse sobre esta asignación universal. Es una idea del ARI, es una idea de la Dra. Carrió, que va tomando formas. Se le agrega toda su gente, por decirlo, toda la oposición empieza a alinearse allí. Aparece la Iglesia, la Iglesia lo ve bien, empieza a dialogar, se suma la Iglesia, a través de Cáritas. Entonces había dos actores con mucho poder y muy importantes, que eran la oposición y la Iglesia, con una mirada sobre este proyecto. Aparece, bueno, obviamente el Ejecutivo, aparece el gobierno, enfrentado a la oposición en todos estos días y meses, lo toma, lo hace suyo, o mejor dicho, lo hace del país, como corresponde. Bueno, que en la Argentina se junte la oposición, con la Iglesia

AF: En este momento, ¿no?

JC: … es un milagro en sí mismo. Entonces yo, no sé si cabe la palabra “celebrarlo”, pero yo francamente…

AF: Es un paso adelante…

JC: … trato de expresar ahí, claro, ahora, de vuelta, como te decía hoy, de ahí a que haya un hambriento menos, bueno, hay una distancia enorme, pero ese encuentro, en una Argentina que está muy dividida, hay una enorme discusión de todo, todo es una interna, hay una rispidez enorme, una crispación general, bueno, los tres poderes se juntaron para esto, yo tengo, no sé, que celebrarlo. Pero adhiero y aplaudo.

AB: Yo, por lo menos, estoy de acuerdo, Juan, que es un paso adelante y muy importante.

AF: Tal vez la última pregunta, te respeto tu tiempo. Lo que juntamente con esta nota, que compartimos acá con Adriana lo positivo dentro de todo, especialmente en estos momentos, vos dijiste que se podía terminar el hambre en Argentina en el 2020. Me parece una eternidad. ¿Qué es lo que pasa? Desde este punto, este momento histórico, donde se toma el hambre, se lo combate, se empieza a combatir, ¿por qué 10 años para que termine el hambre en un país como Argentina, que puede alimentar a todo el mundo con una cosecha, no sé? ¿Cómo es la cosa? ¿Qué es lo que falta?

JC: Bueno, yo tengo una mirada, o sea, yo soy voluntario en una red solidaria, entonces a veces hay chicos perdidos, o alguien que espera un trasplante, o hay una catástrofe, o hay un bosque que está en peligro, esa es mi parte solidaria. Producir alimentos para el hambre es mi trabajo, y mi trabajo académico, en la universidad. Entonces, un académico, a pesar de que tratamos de ser humanos, tenemos la obligación de tener alguna certeza y de ser razonables. Entonces, un número razonable que se nos transmite, además los conozco los números, dicen que hay 8-9 millones de pobres. Si hay uno solo es tremendo, pero supongamos que hay 8-9 millones de pobres, y el piso es que hay 2.300.000 que no tienen garantizada su comida. O sea, ese es el número podemos decir de indigentes o de hambrientos, 2.300.000. Se los digo, en familias, en Argentina, somos 10.000.000 de familias, constituidas de distintas maneras, y 360.000 familias no tienen garantizada su comida. Ese universo, en donde es tremendo, les doy el último número, todos los días en esas familias 8 hijos nuestros, 8 chicos menores de 6 años desnutridos mueren diariamente…

AF: No, no, es terrible…

JC: … ésta es nuestra tragedia al día, yo como, vuelvo a lo académico, tengo que ser formal, razonable, y pasé por la universidad, y dirijo un centro en una universidad, les diría si diariamente nosotros lográramos que unos 575, 600 para redondear personas, 600 personas salieran de la indigencia a la pobreza, o sea tuvieran garantizada su comida, por lo menos, y obviamente estas 600 personas no volvieran para atrás, sino que, bueno, las pudiéramos retener, por decirlo de algún modo, del lado de la no indigencia, todos los días 600 argentinos entran, y salen de la indigencia total, con ese número, en el 2020… O sea, yo tengo que hacer algo razonable, y también tengo que pensar que si hay hambrientos desde el 60 o el 70, no creo que sea posible hacerlo. Les cuento. Por ejemplo, Cáritas, la Fundación Sedaka judía, tienen otros números, que ilusionan más. Porque ellos dicen que con un shock importante anual económico se puede, no terminar con la pobreza, terminar con la indigencia en 2 o 3 años. Ellos son mucho más optimistas que yo. Lo que pasa que…

AF: Y vos sos un optimista, digamos…

JC: Yo soy un optimista, pero pertenezco a un centro académico, mi trabajo es académico, y no puedo, a pesar que me gusta la poesía, tengo que proponer al mundo y a los especialistas números alcanzables.

AF: Juan, te respetamos tu tiempo y te agradecemos muchísimo por esto. Te habrán hecho mil entrevistas, no sé cuántas un sábado a la mañana. Pero bueno, esperamos que también una visión nueva de vos, de tu misión, de tus luchas también, y de tus ilusiones. Yo te definiría, escuchándote recién, un idealista, idealista-realista, que no solamente tiene sueño sino que los quiere llevar a cabo y no quiere defraudar a los que lo están siguiendo. ¿Puede ser eso?

JC: Sí, sí, debe ser así. Además, bueno, yo les agradezco. Yo soy lo más organizado que puedo, pero la comunicación para nosotros es muy importante. La herramienta comunicacional es clave, inclusive, yo no represento a los humildes, pero los humildes en general no tienen voz, y tampoco tienen imagen. ¿Vieron que en la vida cotidiana uno no ve marginados? Entonces, yo lo hago esto con mucho gusto, a pesar de cierto desorden que tengo en el día a día, pero les agradezco. Además, mientras camino, porque trato de caminar todos los días para bajar la ansiedad, la ansiedad por terminar con el hambre, entre otras cosas.

AF: Bueno, muchas gracias, Juan.

AB: Juan, te queremos agradecer y seguramente estaremos en contacto en algún otro momento para seguir comunicando todo esto que estamos compartiendo, que es tan importante.

JC: Como no. Un abrazo enorme.

AF: Estuvo con nosotros Juan Carr, el mentor, organizador, de la Red Solidaria, con mucha tela para cortar.

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